Se trata de Gustavo Gallardo de 28 años, que está desaparecido desde hace más de dos meses.

«Me siento muerta y la Justicia de Catamarca no me da respuestas». Lucía Aleman es la madre de Gustavo Gallardo, 28 años. El sub alférez de Gendarmería que está desaparecido desde hace más de dos meses.

“Un gendarme a las once de la noche, cruzando un puesto caminero camino a La Rioja, sin haber cumplido con el protocolo de avisar la salida de su jurisdicción, en un automóvil que había comprado tres horas antes y sin papeles», el relato de Lucía Aleman abre interrogantes. Lo que pasó esa noche nadie lo conoce, aunque se cree que Gallardo habría chocado contra dos camiones y murió calcinado en el vehículo.

Lucía sólo le pide a la Justicia de Catamarca que le dé la certeza de que el joven del accidente era su hijo, o que lo busquen “como señalan las normas cuando no hay evidencias científicas”. Lo único que sabe es que las muestras para determinar el ADN se enviaron a Jujuy y que van a cumplirse tres meses sin saber nada.

Según el informe policial, el siniestro sucedió alrededor de las 23 horas del 28 de abril de este años sobre ruta nacional N°38, en Catamarca. Fue a unos 500 metros del Río Coronel, en un automóvil Peugeot 207 Compact, dominio KAC-819, de color gris.

La información que se envió a la prensa en su momento fue que el Peugeot habría impactado contra la rueda de un camión que intentaba rebasar a otro, volcó y se incendió. Los camioneros siguieron su curso como si nada y fueron interceptados por la policía 60 kilómetros más adelante sobre la misma ruta. En la zona quedaron esparcidos 200 mil pesos en billetes de cien, que supuestamente serían de la reciente transacción de  compra y venta del vehículo.

Los detalles los da Lucía, quien le cuenta a Catamarca/12 que se enteró del accidente a la mañana siguiente cuando el sujeto que supuestamente le vendió el auto a su hijo se comunicó con ella por redes sociales. “Yo no le puedo decir nada más, llame a Gendarmería”, le dijo.

La mujer es salteña, oriunda de Orán y ahí estaba, junto a su nuera y su nieto de 3 años cuando supo del terrible hecho. Viajó lo más rápido que pudo a Catamarca, luego de intentar en vano comunicarse telefónicamente con su hijo. “La última comunicación la tuve el 28 a las 13. Él me contó que con Gendarmería habían terminado un procedimiento y que a la mañana siguiente viajaría a Salta para ver a su bebé y pasar el día del trabajador todos juntos”, explicó.

Desolada y sin poder contener el llanto, cuanta que no sabe ni con quién se entrevistó el día que llegó. Gendarmería le ofreció contención esa vez y habló con el abogado de esa fuerza. A todos les pidió ver a su hijo y como se negaban, porque aún estaba en el habitáculo del auto, ella insistió. “Quería saber si podía reconocerlo porque yo conozco su huesos, cómo es. Lo que ví fue que el abdomen no era el de él, porque el de mi hijo es chatito”, señala.

Lucía cuenta que nadie le tomó declaración y que ella tenía cosas para contar. “Yo estaba muy mal en ese momento, no podía con nada, pero ahora estoy más lúcida y con el paso de los meses empecé a analizar mejor».

Entonces relata que sabe por su nuera que su hijo quería vender su Volkswagen Gol modelo 2016 para pagar deudas que contrajo con el banco por haber puesto su dinero en la financiera Adhemar Capital. Sin embargo, explica que a su vehículo lo vendía por un millón novecientos mil pesos, y el comprador, según le cuenta su nuera, le ofreció un millón doscientos mil. Asegura que su hijo no se llevó los papeles del lugar de la compra y tampoco la rueda de auxilio.

“Con esa plata él pensaba pagar las deudas y quedarse con algo para su bebé. No entiendo por qué aceptó este otro auto y supuestos doscientos mil pesos en billetes de cien pesos. Eso no es un negocio, no le servía para nada”, resalta Lucía.

La mujer pide que la Justicia de Catamarca lo busque, porque nadie determinó aún que quien estaba en ese vehículo sea realmente su hijo. “Ni las piezas dentarias coinciden porque ese estudio lo hizo Gendarmería y me dijeron que sólo fue un cincuenta por ciento”. Lucía cree que mientras espera el ADN, la Justicia debería chequear las cámaras de seguridad del puesto caminero o de alguna estación de servicio, «ya que sí o sí debió cargar nafta si se iba a La Rioja. No sé por qué el accidente sucede ahí, si yo conozco a mi hijo y sé que se hubiera ido a dormir temprano para viajar al otro día como me había dicho. Como hacía siempre”.

Lucia explica que su hijo, como Gendarme, debe avisar cada vez que sale de la jurisdicción y que no lo hizo. Además, que como miembro de la fuerza, ejercía su profesión «con vocación y responsabilidad, y nunca hubiera cruzado un puesto caminero sin papeles del auto y tampoco llevado el dinero encima. Pero nadie investiga, el Fiscal se quedó con la versión que le dio el vendedor del auto y nunca lo buscó. Me siento muerta y la Justicia de Catamarca no me da respuestas”, lamenta.

Solo dudas

“¿Cómo hizo el vendedor para encontrarnos en las redes si yo no figuro con mi nombre? ¿Por qué nos avisa él y no la Justicia? ¿Por qué me dice que Gendarmería sabe más? ¿Qué hacía mi hijo camino a La Rioja a las once de la noche, cuando debía viajar Salta al otro día? ¿Por qué compró otro auto si la idea era pagar las deudas?», Lucía está llena de dudas e interrogantes.

¿Tanto le cuesta al fiscal buscarlo y evitar todo éste dolor? Si pasó algo más no podré saberlo porque él perdió el tiempo”, dice.

Lucia volvió a viajar y hoy a la mañana llegará a Catamarca para radicar la denuncia por la desaparición de su hijo y pedirle al fiscal que la atienda cara a cara y le explique por qué, al menos, no visualizó las cámaras de seguridad del Puesto Caminero de Nueva Coneta y de esta forma evitar larevictiminación de la que está siendo objeto.

“Ellos me dicen que no hay un expediente abierto a su nombre y yo no puedo ser querellente en la causa, ni saber lo que hacen porque no están seguros de que él sea porque el ADN no está. Pero por otro lado me dicen que sí es mi hijo que no lo buscan porque está muerto. Gendarmería me dice lo mismo, pero mi nuera ya no cobra la cuota alimentaria porque le dejaron de pagar el sueldo porque parece que ellos también lo dan por muerto. Me vuelve loca esta situación. No puedo estar tranquila. Tampoco he podido hacer un funeral porque el cuerpo sigue en la morgue porque supuestamente no es mi hijo. Si ellos no aseguran que está muerto que, que lo busquen entonces”, concluyó quebrada en llanto.

Fuente: Página 12

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